He
perdido esta madrugada
el
sueño cautivo,
roba
la noche mis anhelos
mientras
el silencio grita con ecos,
pasión
dolorosa de mi alma.
Me
niegas un canto en tus labios,
y
latígas las ansias de besarte,
para
decirme que está prohibido.
Camino
a casa me detengo sin reparo
y
tu voz melosa calla los sonidos del tiempo
matando
las notas sublimes del recuerdo,
por
qué me es negado el sentimiento
que
implora escuchar de tus labios
un
¡Te amo!
Suspiros
entrecortados
rasgando
mi anhelos,
prohibido
es mentir que te amo
y
beber mis lágrimas a tu llamado.
Lastimar
sin piedad,
un
abrazo fingido,
rostro
enmascarado de nobleza,
debería
ser castigado.
¡Llanto
contenido!
¡Lágrima
oculta!
Tristeza
que lastima,
risa
trunca,
me
está prohibido pronunciar tu nombre
aun cuando desmaye en el intento.
Ramón de Jesús Hernández Olivares
Veracruz, México