Amor mío:
El amor es una atracción
involuntaria hacia una persona y voluntaria aceptación de esa atracción. Para
los amantes el cuerpo piensa y el alma se toca, es palpable. El amor es
eucaristía, fe, libertad, Dios. El amor nace de una decisión libre, es la
aceptación voluntaria de una fatalidad, porque toda historia de amor tiene su
tragedia. Hay que creer en el amor, aunque sea una fuente de dolor. Nunca hay
que cerrar el corazón. El corazón se ha hecho para entregarlo con una lágrima y
una canción.
La primera vez que te vi, no
fue realmente la primera. La hora en que se encontraron nuestros corazones me
confirmó en la creencia de la Eternidad y en la inmortalidad del alma. Era el
primer germen de un amor infinito, puro y apasionado. ¡Amor sincero! Una mirada
había bastado para encadenar mi alma a la tuya para toda la eternidad. Nadie
solo Dios pudo hacer esto, aquella mirada tuya me había transformado…
Ángel terrenal, desde el día
del feliz encuentro la luz de tus pupilas virginales iluminaron mi vida. Y
concentre toda mi vida y mi amor en ti: ¡Manifestación sublime del amor de mi
alma! ¿Qué ser humano no ama a quien le da alegría, luz a su vida?... ¡Tu amor
es esencial para mi alma! Te vi. Y supe que había contemplado a la belleza y
conocido al amor, el verdadero amor… ¡Tú! A partir de ese día mi patria es
donde tú – elijas – radiques; mi fortuna tu amor; mi palacio una tienda donde
nos cobijemos los dos; mi ambición tu felicidad; mi tesoro tu corazón, tus
besos y tus hermosos cantos.
¿Qué es lo que vi en ti? Una
gruta llena de tesoros de ternura, una fuerza de voluntad inquebrantable con
ansías de superación, un piélago de caridad en tu corazón inocente que late tranquilo al arrullo de tu juventud
y una energía grande y sublime, que aún tú misma desconocías. Todas estas
virtudes me hicieron amarte…
Una orquídea Divina me habló
y me hizo ver que soy tu eterno “soldado del amor” que se mantiene firme y con
más aliento con cada reencarnación, con cada derrota, porque cada derrota se
convierte en un triunfo que alimenta el espíritu guerrero de tu querubín. Amor
¡Te amo por y para siempre!
Corazón, siempre me has
preguntado qué cómo eres… Eres una linda nena, un ángel terrenal, mujer de
carnes duras y piernas ágiles, de enrizados cabellos, de ojos de mirar de
trigo, de labios rojos como pétalos de rosa, de boca fresca y jugosa como
pitahaya y sonrisa de niña traviesa. Rebelde como el ángel Luzbel, luchadora
como el arcángel Miguel, virginalmente hermosa como María. Tu alma delicada y
áurea vaga entre la pasión y la poesía. Eres la encarnación visible de ese
ideal invisible cuyo recuerdo nos persigue en los sueños de manera exquisita.
Ángel de mi vida, “al amor
lo pintan ciego y con alas. Ciego para no ver los obstáculos. Con alas para
salvarlos”. Porque el amor se sublimiza en el tiempo y en el espacio, es decir,
en la distancia, en las dificultades, en las dudas, alcanzando así una
dimensión independiente gracias a que el valor de un héroe está en el corazón y
que “solo con los ojos del corazón se ve lo invisible, que es lo absoluto”. Así de esta manera es nuestro amor, y eso nos hace puros,
nobles, niños ante los ojos de Dios, ¡Y Dios bendice nuestro amor!
Por siempre tuyo: Pío.
P. D. - El amor nunca pide,
siempre da, el amor siempre sufre, nunca
se ofende, nunca toma venganza.
M. Gandhi.
Pío Domingo Rosales Sena
Veracruz, México