Cierro los ojos
las nubes de mi
memoria
no te han querido
borrar
creí que te habían
eliminado
extinguido,
erradicado
¿Qué dicha es está
de sólo
poder verte si
cierro los ojos?.
Tu sonrisa aparece
y me devora,
esa mirada
que
conmovía lo más
profundo
de mi ser, entierra
sus uñas
y me
desgarra,
tu voz sale de
entre mis heridas,
sangro lágrimas,
tus lágrimas
un error
irreparable, una tragedia
irremediable tu
adiós.
Esta vez no
miento,
tu presencia me
persigue como un
sabueso al zorro,
como la inflación
a Venezuela o
Argentina
como los impuestos
al ciudadano mexicano.
Me acorralan esos
fantasma
que llevan tu
nombre,
soy un hombre preso
del pasado,
un guiñapo de lo
vivido
un escombro del
destino
tomar un taxi
galáctico no
me será suficiente,
no podré
alcanzarte, estás
lejos, muy lejos
demasiado lejos...
He perdido media
vida
viviendo de
recuerdos
y anhelos, pero no
conozco
otra forma de
vivir.
Enrique Caro.
PUEBLA, MÉXICO
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