Bertha Laraf
Alguna vez soñé
tener un amor verdadero
que ocupara en esencia mis sentidos,
vi la luz en este singular sendero.
Benditos besos en el camino vertidos,
caía la tarde en tus propias manos,
ya la hora azul palidecía,
mientras la noche suspiraba lo que callamos,
asías mis manos cuando la luna apenas salía.
brotaban gardenias que titiritaban de amor,
regocijo en mi torso y de vuelta a mis faldas,
ramos rojos de claveles en guirnaldas
que abrían y oprimían en franco rubor.
tus manos, mis sonrojos la extraña
y rara sensación,
de que recorras mi ser, mientras
los claveles caían de la luna.
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