De antes te conocía
en la luz
primera.
Aún sin huesos
ni sangre
cubriendo la
esencia.
Cuando el
ecuánime sol
estaba dentro y
fuera de ti.
Somos
trashumantes eternos del tiempo
transitando
lunas, amaneceres y ocasos
palideciendo en
penas
o
destellando euforias
Somos
fraternidad de manos
tapizando la
tierra.
No importa si
te sueltas
si te adelantas
en el camino
si te vas
antes…
Yo te guardaré
en mí
tú me llevarás
en ti
hasta el próximo
encuentro.
Reverdeceremos
te lo prometo;
aunque el miedo
y la duda
ensombrezca tu
aliento
aunque miles de
palomas grises
te cubran en
plomiza mortaja
aunque no veas
esta luz de la
que te hablo.
Aún no termina
el juego
aférrate a mis
ojos
yo te sostengo.
Ana María Solenzi
Argentina
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