PADRE MÍO
Que
mis días sean luz en las sombras.
Sana
mis heridas ¡oh! médico del universo.
Enséñame
tus maravillas,
necesito
aprender de ellas.
Limpia
mis lagrimas
con
el paño del consuelo,
Y
ante mis caídas no me abandones.
¡No
quiero desfallecer en la tristeza!
Padre
universal.
Tu
voz será mi consuelo
cuando
te escuche en mi alma
y
platiquemos en el sueño.
Cerraré
mis ojos en la oración del alma,
veré
tu presencia junto a la mía,
y
sentiré tu abrazo todos los días,
perdonando
a quien me odie
así
lo intenten mil veces.
No
olvides a los necesitados
extiende
tu manto en su quehacer diario.
Enseña
que serán escuchados
cuando
oren en la humildad de sus pecados.
Me
confieso imperfecto a tus ojos.
Frágil
en las tormentas del día y noche.
Soy
amor cuando protejo y cuido
extendiendo
las alas,
que
un día olvidé en tu paraíso.
¡Padre
mío!
Cuando
acuda a tu llamado,
deja
que mil mariposas azules
me
muestren el camino.
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