Mi abuelo me dijo: ¡No estés triste mi
Quequi! Ya vas a ir al kínder, a la
escuela para que aprendas a leer y no te vuelvan a poner en evidencia.
Mira que decirle tu papá a tu tío
Bicho que todo lo que le habías leído del Selecciones no es cierto. ¡Sólo
porque no sabes leer!
Ellos no conocen el secreto que
guardas, que sólo yo comprendo.
No saben escuchar tu corazón como lo
hago yo.
¿Qué extrañas a tu mamá? Lo sé. ¿Qué
cantas en el espejo? y pláticas con no sé quién, lo sé. Yo te comprendo después
de… 10 hijos.
Conozco los secretos de los niños, en
especial tu corazón, es algo muy amado por mi.
No sufras; “Si tus padres no te
quieren”, “Aquí estoy yo” dice el Creador a sus hijos.
Ya aprenderás, verás a leer y
escribir, estudia mucho, se una mujer diligente, no pierdas tu sonrisa, ni el
amor al prójimo.
Hoy, después de tantos años la Maestra
Martha nos enseña, fíjate, aún sigo estudiando y ya soy abuela de tres hermosas
niñas.
Cuanta falta me hiciste, abuelo,
después de acudir a tu llamado eterno.
América Guerrero González.
México
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