Héctor Daniel Paz
Argentina
Cuantas veces me siento ante una hoja en blanco,
con melodía suave en el
ambiente,
y me digo por un instante mínimo y lleno de incredulidad,
que no
tengo nada que expresar y allí está el desafío.
La concentración se vuelve tosca y todo le molesta al intelecto
por no
encontrar la veta en la que quiero pintar,
apenas, lo que veo y mucho de lo que
siento,
en este mínimo universo en el que habito.
En los pensamientos,
te apareces ocupando mis pasadizos
y el destino no
quiere que nos crucemos.
Su decisión, no entiendo el sentido,
aunque mi razón
me dice que está bien su digna elección.
Los días se congelan en el pasado
y la libertad se abraza al olvido
dulce
de lo que fue una suave intención dentro de la magia de los sueños.
Y así
se construye la vida recorriendo el antiguo laberinto.
Algunos se quieren apoderar del tiempo
y en lo insensible de éste dios
antiguo,
se quieren quedar a vegetar en lo imposible
y allí el dolor inmenso de
la disposición equivocada que es afrontar al sino.
La hoja blanca y pura llora las palabras que no se escriben
en la
transparencia de las vidas
que vuelan la ilusión,
convirtiéndose la utopía en
la única condición real
de encarar esta experiencia bella.
Hermoso poema Hector! Felicitaciones!
ResponderEliminarGracias y un No a las hojas el blanco.
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