Recórreme otra vez
con la mirada perdida en el infinito
o con el táctil sopor de la mañana.
Abrázame de nuevo
con el brillo de la luna por la ventana
para sentir el cielo terrenal.
Báñame de besos en las esquinas,
en las alturas y recónditos pasajes
de mi crispada emoción.
Acaríciame con el suave intento
del sutil viento, impregnado de nardos,
aroma que exalta los sentidos
Invádeme, que tu mente se estremezca
al sonido de mi turbación,
rodeada de tus brazos.
Pídeme destellos del más puro amor,
chispas de candiles imprecisos
de ayeres, vueltos a comenzar hoy!
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