Temo levantarme un día
y descubrir que el
pájaro no ha anidado,
que las flores no se
han levantado
que el sol, dormido se
ha quedado.
Temo que el amanecer
no llegue
que la noche se haga
eterna,
que la oscuridad
inunde los campos
que se agrieten las
estrellas.
No, no quiero
levantarme un día
y descubrir que ha
muerto la esperanza,
tristemente aniquilada
por la certeza,
enmudecida por una
fría mordaza.
Si así fuera, ya no
quiero despertar,
prefiero cerrar los
ojos y seguir dormida,
acurrucada en un campo
de nubes
abrigada de flores y
poesía.
Ana Ahumada
Chile
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