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jueves, 21 de febrero de 2019
DE LA LLUVIA Y LA LUNA / JUAN GUERRERO
Juan Guerrero
México
Memorias unas, recuerdos otros
donde la lluvia como la luna
fueron mi guía, musa
canto y cuna...
lunes, 11 de febrero de 2019
USADO / ALEJANDRA INCLÁN
Alejandra
Inclán
A veces puede ser casual el encuentro.
Otras, lo planeo. Aunque ellos no tengan ni idea.
No les ofrezco tregua y los tomo entre mis
manos. Eso es lo fascinante contigo y
con los otros. De inicio tomo el rol dominante y no tienes nada que hacer ante
ello.
Comienzo explorándoles. Los huelo sin
pudor alguno. No importa si tenemos o no intimidad alrededor. Si nos ven no me
importa. Tal vez hasta se les antoje, al fin y al cabo, tienen bastante
material para imitarme.
Mis manos acarician el exterior, pero no
siempre es la fachada la que me excita, sino lo que hay dentro. Aunque puede
que esta si luzca atrayente, mientras otros se ven secos e insípidos, sin
viveza aparente. ¡Y oh sorpresa!, cuando mis manos se aventuran más allá y me
encuentro con su textura, con su grosor, o su delgadez. He aprendido que eso no
me importe mucho, ya que muchas veces, con tan poco pueden darme todo el placer
que necesito.
Algunos tienen tanto y llegan a ser un una
tortura. Lo que ofrecen apaga la pasión y continuar con ellos se vuelve un
dolor que opto por cortar por lo sano, o en ocasiones les doy la oportunidad de
que al menos al final me hagan vibrar. La mayoría no lo consiguen. Un inicio
mal, raramente tiene un buen final.
Pero ya no hablaré de ellos. Mejor me
concentro en ti, en lo que sienten mis dedos en estos momentos. Estas muy
viejo, y aún con ello sé que te deseo. Siento tu interior rugoso y lleno de
experiencias, de otras manos que antaño te acariciaron, que no supieron amarte
lo suficiente para conservarte.
Necesitas de mis cuidados para aguantarme
el paso. Para que me puedas entregar todo aquello que tienes por dar.
Sonríes. Sé que sonríes. Mientras te
recorro con los ojos cerrados. De pronto los abro y encuentro la firma de otra
persona en ti. Quiero reír y me aguanto. Me gusta esa especie de tatuaje que
acepto, pues lo que puede ser una molestia para alguien más, para mí es parte
de tu personalidad. Sí, solo por ello vales más.
Alguien nos observa, como cuestionando mi
atrevido comportamiento. Te abrazo y te dejas querer. Te despego de mí y me
adentro a ti. Sé que tendré contigo una culminación
de pasión, placer, satisfacción, de aprendizaje, de conocimiento, de amor… Aunque estés viejo lo tienes todo
para esta exigente mujer.
Te vuelvo a tocar. Miro tu insípida faz.
Te huelo. Acaricio tu textura. Te exploro. Siento tu grosor delgado. Y vuelvo
impúdicamente a mirar lo que llevas dentro.
Ha llegado el momento. No importa que seas
añejo, porque todo en ti es potencia. Me engancho a tu locura contenida y me
entrego a ti. Dejo de ser dominante y me vuelvo pasiva ante todo lo que me
darás.
Voy a comprarte. No importa que estés
usado. Contigo muchas ansias he encontrado. Estoy en la locura por ti, soy una
loca, y tú, mi loco libro usado.
HACIA LA LIBERACIÓN / ALEJANDRA INCLÁN
Po Alejandra
Inclán
Veracruz, México
Me
enfrento a ti cada mañana,
cada
tarde, cada instante.
Escapo
en lo relativo, de tu transcurrir silencio
y
al mismo tiempo bullicioso.
Me
altera los sentidos,
me
pierdo el instinto de saber el por qué me llevas contigo.
¿Me
dejarás alguna vez descansar?,
en
mis sueños lucidos,
¿podre
de ti escapar?
Y
ni en ellos me dejas,
te
incubas en mi ser
y
me devuelves a la realidad.
Quisiera
odiarte
y
torturarte como tú has hecho conmigo.
Quisiera
amarte
y
consolarte como tú has hecho cuando necesito el olvido.
Voy
a ti y las olas pesadas me empapan,
la
lluvia me baña y el astro rey se me pierde,
y
te me vuelves intimidante, grande, gigante.
Es
como si desaparecieras y me envolvieras,
como
si la fugacidad de mi mirada perdida en tu representante,
me
hiciera morir en cada sonido hipnotizante.
Me
he perdido;
el
espacio donde habito, nada le significo;
mi
gateo se ha perdido, mis primeros pasos,
mi
primera carrera, mi andar trotando
o
caminando para llegar a algún lado.
Todo
ha pasado,
me
he mantenido erguida,
y
siento que aún con ello,
se
me escapa la vida.
Mi
cuerpo vive regido a existencia,
y
yo esclavizada al aparato que inventamos por ti.
Mi
deterioro es mi pase de salida,
es
mi evolución a la ligereza de donde provengo;
donde
tus medidas no existen,
donde
soy eterna y tu incesante tic tac no me martilla.
Despierto
de mañana,
el
reloj suena y sonrío.
¡Estoy
viva señor tiempo!
Y
mientras lo esté,
seguiré
caminando hacia la liberación,
con
la que me has oprimido día a día,
libre
de ti, libre al fin.
domingo, 10 de febrero de 2019
MI PAÑUELO BLANCO / MARUCA RODINI
Maruca Rodini
Argentina
Con detalles bonitos de mi pañuelo blanco,
bordado, con puntillas, bien delicado.
mis iniciales brotaban en relieve,
-en un momento-
lo acaricié llena de emoción.
Juego con mi pañuelo bello
dibujando palomas de ensueño
en los pasos tristes de angustia
aferrandome, y me refugié en él
para secar mis mejillas
bañadas en lágrimas de dolor.
Asi quiso el destino, que por un amigo,
se me hirió el corazón.
-A veces pienso.-
Me llenaste la vida de alegría
hasta el momento que todo terminó
te fuiste, pero te sigo amando
tus palabras me han fallado,
ya no aguanto lo que me sucede
pasan los días y no puedo borrarlo
los recuerdos y las huellas
solo has dejado.
Mis ojos marchitos por el llanto
el blanco pañuelo conmigo sufrió
por haber perdido ese gran amor
parece, una fantasía llena de amor.
Guardo en mi memoria tu presencia
con detalles bonitos de ensueños
todo ya ha terminado, sólo queda
un recuerdo en mis manos.
de mi pañuelo blanco.
sábado, 9 de febrero de 2019
PREGUNTA / JAMES COONOR
James Coonor
Monterrey, México
¿cuántas veces he amado y cuantas he perdido en el
amor?
Tratando de llegar a tocar
Con el corazón y el alma
Lo mismo un arcoíris
Que unas nubes negras
En tu mirada de horizonte
Esa de mujer bonita
Me hago esas preguntas
Y en eso sin respuesta
mi alma gime...
Y el eco del amor se expande
y en medio de mi voz...
habita a solas tu silencio
inmaculado y mío.
He dejado que la luna
caiga suavemente en mi silencio
y que pueda despertar esa caricia
que tan solo tu sentir, podría entregarme
sobre el dorso de mi piel, tibia y desnuda.
Y he querido amarte así... casi de siempre,
aún mi amor en el instante inexplicable,
de amarte sin saber que ya existías
Para unas veces amar y también saber que he
perdido...
lunes, 4 de febrero de 2019
OBSCURIDAD / LUZ OLIVARES
María Luz Olivares Aldana
Veracruz, México
Escuchando
los ritmos del silencio.
Solo
hay un pensamiento
no
hay tiempo para el tiempo
y
los astros giran sin cesar
en
el firmamento.
Obscuridad
frialdad negrura
noche
de callejones sin luna
en
un mundo rutinario
donde
la hoz la muerte
misteriosa
se perfila.
Obscuridad
que amenaza
a
la idea, esa que brota diluida.
Obscuridad
que late
que
vibra en mis entrañas,
de
volátiles espíritus
hay
quejidos de ramas
en
el bosque sombrío
y
en el árbol taciturno del vecino,
donde
en sus vainas
el
viento al pasar
desprenden
quejidos.
En
esa obscuridad
y
con el silente caminar de los segundos
sentí
un dolor agudo.
Y
en esta obscuridad
de
largo insomnio
esperaré
sollozante
el
delirio de un nuevo amanecer.
sábado, 2 de febrero de 2019
NOCHE DE ENSUEÑO / CRIS MARINO
Cris Marino-
Lola Vara
Argentina
Noche de tibio insomnio
de soltar amarras
de arrullar silencios
de añejos jazmines
que no perecieron
de pétalos rojos
allí sobre el lecho
donde somos todo
la distancia es nada.
Noche de mecer los cuerpos
con cantos alados
de abrazos intensos
quebrando hasta el tiempo.
Noche...de susurro y versos.
Abrígame ahora
éste es el momento
morir con la luna
sellando las pieles
renacer de nuevo
aunque...esto sea
tan sólo ...
Mi sueño .
OTILIA / AMÉRICA GUERRERO
América
Guerrero González.
México
El
día de la natividad, en tierra baja, cerca del río Coatzacoalcos, entra la
sombra del maligno al hogar de Otilia.
Ella
es pescadora, tiene siembra de alevines, siempre ha vivido a la margen del río,
lo conoce, nada en él.
Con
sed de mieles escarmena su pelo frente al espejo, sonríe a la vida, baja al río
a tender las redes de pesca, piensa en su compañero, mañana estará crudo, se
prepara para tenerle un caldo de pescado a su gusto, picoso, para sacar la
resaca.
Encalla
“La nao de Mina”, es el nombre del cayuco, recoge el remo y regresa a casa.
Prepara la cena de esa noche, ve por la ventana venir a su hombre, regresa al
espejo, vive con la zozobra de la edad, ella es mayor que él, de lejos lo ve
fuerte, viril.
Siente
a su espalda penetrar la sombra negra, la sombra malévola, se le erizan los
vellos del cuerpo, el remo lo puso tras
la puerta.
Joel
viene de Mina visitó los tugurios del Playón, a últimas fechas están plagados
de prostitutas, ya no puede uno pararse por esos lugares por temor a ser
confundida y empiecen a faltarle al respeto, no distinguen los hombres a las
mujeres decentes, madres de familia, en esos lupanares sólo corre cerveza,
drogas y perversión.
A
él le gusta visitar el mogote de Magüe, mujer salvadoreña, lo atiende, le
ha envenenando el alma con chismes de su
mujer, él ha dejado que le truene el chicharrón al oído, le sobe el pelo, decía
la abuela Agustina de Montenegro a su nieto: ¡No dejes que te soben la cabeza
las mujeres!, así los amansan.
Por
fin llega a la puerta, Otilia corre a abrazarlo, siente el fuerte olor a
cerveza _ ¡déjame! le dice y la retira de un manotazo.
Los
ojos inyectados de lumbre, el vaho que despide podría incendiar la casa, el
alcohol lo tiene fuera de sí.
_
¡Ya me dijeron que cuando vas a recoger la pesca te ves con un fulano, no se te
quita lo p... , entre más vieja más p… , no sé por qué vivo contigo, ya estoy
cansado de verte, por qué no te largas al infierno maldita mujer!
Sorpresivamente toma el remo que descansa tras la puerta, se lanza contra
Otilia y le asesta un golpe fuerte entre quijada y oreja, allá fue a dar el
cuerpo con mirada de tanto espanto, así quedó.
Al
ver lo sucedido, hasta el pedo se le bajó,
parecía trompo chillador, dando vueltas y vueltas alrededor de Otilia,
sin saber qué hacer, en un arranque de desesperación la levanta y la esconde en el ropero.
Sale
de la casa dando gritos de auxilio a los vecinos.
_
¡Ayúdenme, ayúdenme, ayúdenme a busca a Otilia! se cayó al río, iba borracha, no
la encuentro.
Los
vecinos asombrados salieron a buscarla, entre ellos la madre de Otilia, nada,
no la encuentran, cansados regresan y le dicen a Joel que al amanecer
reiniciarán la búsqueda, hace frío, es navidad y todos quieren estar con su
familia.
Antes
del amanecer, cuando el sueño vence a los vecinos, carga el cuerpo de Otilia,
lo atraviesa en el cabello, sale rumbo a Mina, lo deja en el río, cerca de una
cantina, a orillas de Capoacan, regresa a esperar a los vecinos, vuelven a
buscarla.
Clareciendo
encuentran a Otilia, recién había fallecido, tenía las uñas y los dedos hechos
girones, trató de salir, en la orilla la fuerza le faltó, ¡llegó el fin! No
murió del golpe, tal vez, lo frío del agua la hizo reaccionar, no pudo librar
la sombra siniestra que la perseguía.
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