domingo, 3 de noviembre de 2019

PARA MORIR - ISIDORO A. GÓMEZ MONTENEGRO


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Para morir…
Por. Isidoro A. Gómez Montenegro.
México


Para morir…
basta algo de brisa
que cale hasta los huesos.
Apagar la luz para morir apenas.
Para morir…
se necesita cerrar los labios
antes de decir amor.
Sangre obligada
brota de la boca;
espera tengan color las palabras,
encontrar la moneda perdida.
En el anaquel,
el libro susurra algo;
el plato en la mesa
con restos de condumio.
cubiertos; pueden volver a ser mineral.
Para morir…
Pocas palabras lo expresan.
Desde el balcón de un edificio antiguo
hoy ya no queda ninguno,
se escucha la luz de las estrellas
la noche; tienta a los suicidas.
Pájaros nocturnos redondean sus nidos,
sacuden sus plumas.
Para morir…
no sé si tenga
que salir de la asunción del mar
donde quedaron mis huesos;
emergen de arrecifes de coral rojo.
Me animaré a caminar entre
ciegos; no ven mas allá de su nariz
los indolentes pedigüeños.
Para morir…
solo necesito
del claro silencio.

sábado, 2 de noviembre de 2019

EL MEJOR REGALO - RAMÓN DE JESÚS HERNÁNDEZ OLIVARES








Se acercaba el cumpleaños de Jazmín, una chica encantadora, coleccionista de objetos que ella misma guardaba y que tenían un significado especial. Festejaría su cumpleaños número 27 y a pesar de que era muy alegre ella, soñaba que quería tener en su cumpleaños un regalo especial.
Todas las noches al irse a dormir, en punto de las 5 de la mañana sucedía un evento muy singular, los personajes de las fotografías que existían en una de las paredes de su casa, tomaban vida. Increíblemente el día antes de su cumpleaños platicaron  entre ellos mismos.
-¡Damas y Caballeros! ¡Despierten por favor! ¿Alguien tiene idea de lo que pudiéramos hacer para darle un regalo especial a nuestra querida Jazmín?-preguntó el abuelo Renán.
-Podríamos realizar una nueva fotografía – indicó la tía Rosalía
-Perfecto- Exclamo el abuelo Renán, se buscarán los mejores candidatos, dependiendo  de sus virtudes. Así que no se emocionen tanto que a cada uno se le cuece aparte.
-Jajaja(carcajada), seguramente todos son unos hijos de la...hmm... buena vida.
-¡Calla! Puedes despertar a la niña, siempre andas por las nubes con tu amigo Baco. ¡Hay! si viviera tu tía Regina, te borra de la fotografía José.
-No debemos estar haciendo bulla, hay que tomar las medidas necesarias y hacer la fotografía, queda poco tiempo-decía el abuelo Renán- sin embargo quien crea hacerse acreedor a dicha distinción deberá abandonar el lugar donde están ahora y trasladarse a este marco fotográfico, así que piensen bien.
-En esta fotografía estoy preciosa, bien arreglada y con el galán a un lado, pero como no me casé con él, lo abandono- dice la tía Rosalía acomodándose el sombrero de ala ancha con sus hermosas flores rojas a un lado, su finísimo collar de perlas que su papá le había obsequiado para su primera comunión.
y como le había quedado grande, lo uso hasta sus quince años.
-Si tía tu quedarás perfecta porque le enseñaste siempre a Jazmín en tener una Fe inquebrantable. Pasa por acá y acomódate del lado izquierdo.
Todos quedaron de acuerdo, la tía Rosalía era una devota de la religión y llevaba a cabo todos sus principios morales. El novio se quedó en la foto, con el mar de fondo, inmensamente azul como los ojos de la Tía Rosalía.
-Seguimos pero por favor todos en orden y vallan diciéndome quien quiere estar en la foto, no sé pero ¿José quedaría bien?
- ¡Oh! ¡Imposible! El siempre anda dando mal ejemplo de bebedor empedernido y escandaloso como él mismo. ¡Valla ejemplo! ¡No estoy de acuerdo! Aun así tiene buenos sentimientos y lo importante es que siempre quisiste a Jazmín-comenta la tía Rosalía acomodándose el sombrero.
-mira amiga mía, José, independientemente que sea bebedor o no, siempre ha visto con amor a su sobrina, es amoroso e ideal como todo padre debe ser. Dejemos que el tiempo lo decida.
-¿Qué tienes que decir al Respecto José? ¿Crees que eres buen ejemplo para Jazmín o no?- Pregunto el abuelo Renán. Sin embargo un grito de este y entonando una canción bullanguera, bailando y sin decir palabra alguna, se acomodó el poco cabello que tenía, se lamio los bigotes y exclamó.- ¡Seré lo que sea¡ Un bebedor y mal hablado, pero eso sí. De que soy amoroso con mi sobrina lo soy, y para que vean que soy educado, plancharé mi camisa, limpiaré mis botas, me afeitaré para salir guapo, porque yo sé que mi sobrina Jazmín estará orgullosa de verme ahí, en esa fotografía que aun cuando todos estemos en color sepia le va a encantar.
-Anda, baja de tu foto y acomódate del lado derecho, no vayas a ensuciar el vestido de Rosalía. Sugiere el abuelo.
-Si ya lo sé, nada más dile que acomode su plumerío de pavo alborotado para otro lado, que no se da cuenta usted, que me picaron los ojos (exclamó mientras todos reían). Era increíble observar que muchos querían participar en el asunto.
Sin embargo mientras todos se acomodaban sus trajes, una pequeña mano, allá en la última fotografía del rincón se agitaba. Se trataba nada menos que la señorita Margarita, una diminuta y delgada amiga de antaño de Jazmín.
-Hola, ¿Quién eres? Pregunto Rosalía, debiste ser alguien importante, pues figuras en la pared del recuerdo y eso significa que te consideraban familia. Porque como vera usted señorita, somos pocas las elegidas.
Debo confesar que Margarita, había sido una amiga entrañable, confidente  y de una nobleza como poco se ven en las amigas, agregándole además la complicidad que se tenían ambas.
-Todo este tiempo, ahí plasmada con mi alma en esa fotografía y sin poder explicarme porque la vida me fue muy corta y sin haberme despedido de la vida de Jazmín. Es algo que me tiene triste y desolada, como mis últimos días, sin embargo, quiero estar ahí, junto a ustedes, si me lo permiten para dar mi mejor sonrisa en ella. Y que me recuerden siempre. Sé que solo guardará silencio unos instantes, y al vernos a todos juntos, abrazará la fotografía- Exclama la amiga, diminuta y frágil de Margarita.
-Comprendo y demuestras que has querido mucho a tu amiga, varias veces pasaste por estos muros y te detenías a ver nuestras fotografías, mucho gusto señorita, soy el Abuelo Renán, un poco delgado, porque aquí me tienen a dieta.
Todos reían y se presentaban,- Yo soy Don “Mostacho”, porque eso de “Loco” no tengo mucho, solo un poco. A sus órdenes señorita para el bailongo, soy el tío José.
-Me da gusto saber que eres amiga de mi sobrina, ella es todo un estuche de monerías, pero no por las gracias de su persona, sino por todos los muñecos de peluche que se encuentran en su recamara, ya es mujer adulta y aun así, todo colecciona. (Sonríe la tía Rosalía) y abraza a Margarita.

-Anda niña, arréglate el cabello, debemos salir guapísimos todos en la foto, porque recordemos que será un regalo especial. Bueno como ya no hay más candidatos y la hora en que despierte Jazmín será de inmediato, quiero decirles  ¡Yo! Soy el ultimo candidato para la foto.(dice el abuelo Renán ) Hemos reunido unos valores morales de alta calidad  y será un estupendo ejemplo de Fe religiosa, como lo tiene la tía Rosalía, aunque a veces no iba mucho a la iglesia porque tenía que cuidarla  hasta que enfermó, pero ¡Esa es otra Historia! Y de Amor Paternal, bueno José siempre lo demostró y lo llevó a la práctica, triunfando más en sus sobrinos que en sus propios hijos, como él lo mencionaba.
Y la señorita Margarita.- Amiga entrañable de época de adolescente, su actitud de amistad y lealtad al amigo. Es un gusto que usted esté aquí como parte de este hermoso detalle familiar.
-Gracias abuelo Renán, mucho escuché de usted porque sus hijos y nietos estaban orgullosos, un ejemplo a seguir, todo rectitud y de buenos principios.
-No me apene usted con lo que dice, las acciones de todo individuo, describen su formación y siempre  traté de inculcar eso en la familia.
Todos empezaron a acomodarse en la fotografía, eligieron una pose para cada uno de ellos. Los minutos pasaban rápidamente y el sol ya hacía presencia en la habitación de Jazmín, se escuchaba la melodía de “Las Mañanitas” por parte de la familia, que habitaba la casa, el reloj de pared hacia “cucú, cucú”, se escucharon las guitarras, de repente el sonido de una campanita que seguramente era de cristal, por su sonido muy particular. Este hecho, hizo que bajaran las escaleras para buscar de donde venía el sonido. Todos se quedaron viéndose unos a otros, el reloj del “cucú, cucú” seguía con su sonido particular y el sonido de la campana enigmática, había bajado su volumen.
Un viento con aroma de dulce inundó la habitación y sobre la pared donde había un candelabro, se encontraba una vela encendida que iluminaba la pared, y en particular la fotografía.
Todos quedaron atónitos ante la sorpresa de ver que sobre la fotografía que se había realizado por los fieles difuntos. Estaba un canario que empezaba con sus trinos a darles la bienvenida.
-¿Qué es lo que ha pasado aquí?- pregunto la mamá de Jazmín.
-¡Mamá! ¿Qué no te das cuenta de que existe una nueva fotografía en la pared?-Exclamó Jazmín un poco desconcertada, todos se acercaron poco a poco para observarla y ante la sorpresa de todos, las demás estaban incompletas, solo existía la silueta del ausente que en la nueva foto aparecían.
-Esto es maravilloso, el abuelo Renán, la tía Rosalía, el tío José y Margarita mi amiga entrañable, están ahí. ¿Qué pasó? ¡No sé! Sin embargo es un bello regalo de cumpleaños.
La madre de Jazmín bajó la fotografía de la pared. Y se la entrego.  Abrazó fuertemente a su hija para festejar juntas, un detalle de la vida, un regalo de Amor.

del libro " Musas Prohibidas "