lunes, 17 de noviembre de 2014

Soldado








Ha caído la noche eterna sobre mi morada,
golpeando firme mi costado, lanzas hirientes,
agónico recostado en el lecho sanguíneo
suplico al cielo, no sufra el resto mi suerte. 

Se cierra el burdo telón sobre el escenario,
las luces se funden, el silencio muerde.
El polvo desértico ha sellado mi boca
y los ideales en cada neurona, duermen.

Defensor o villano, humano simple humano
tras otra guerra más que se pierde.

¿Qué dirán a mi familia?
Para ellos habrá desfallecido el héroe,
para los contrarios un vil adversario,
y para la sociedad… 
solo seré una cifra más del extenso listado.

Miguel Ángel Llinas González 
País: México

jueves, 13 de noviembre de 2014

DOLOR DE AMOR







Bajo la penumbra de la noche
el viento susurraba sus secretos,
en el alma de mis sueños
testigo mudo de mis andanzas.

Brincaba de nube en nube
de esas que la luna iluminaba,
entonces sobresaltado quede inmóvil
bajo mis sabanas blancas
mis aprisionados labios
tu nombre murmuraban,
para que pudiera volver la calma
a mi corazón que excitado estaba.

Cerré mis ojos tratando de aquietar
la tempestad de mi alma,
se iluminó tu silueta en las penumbras de la noche.

Temblorosas ante tú imagen
mis manos quisieron tocarte,
pero fue inútil te desvaneciste poco a poco
a través de la luz de mi ventana.

Me dolió
mis sentidos gimieron
y solo rodó una lágrima de amor,
que humedeció mi almohada… 





Del poemario : Confesiones al Viento





Ramón de Jesús Hernández Olivares
Veracruz, México



domingo, 9 de noviembre de 2014

CONJURO




 
Poderoso hechizo
incité para que me amaras.
Esperanza del nuevo día…
de alcanzar una estrella.

Entre risas, largas pláticas,
y bromas me enamoré.

Poemas de Neruda
iniciaron el idilio.

Con Baudelaire te
exaltaste.

Revelé el velo de tu lírica.

Brillaba en el horizonte
sonrisa, poesía e ilusión.
Me sumergí en tus palabras
extasiada…
entre baladas y murmullos.
Una tarde de abril
el sortilegio se cumplió.

Primavera de recuerdos,
nostálgico ensueño.

Tus versos llenaron
la oquedad de mi
infortunio,
la ausencia de amor…
mi soledad.

Poemas con sangre de poeta.

¿Recuerdas el tranvía?

Quiero:
Un rosario de amor
para tu dolorido pecho.

Los anillos de Saturno
para ornan tus dedos.

El arcoíris policromo
para pintar la alborada.

Llueve…
el pasado agoniza
la lluvia estiva
diluye
el conjuro.

Atrevido, olvidado,
incoherente poema.

¡Aviva el amor!


América Guerrero González
México


jueves, 6 de noviembre de 2014

A LOS NIÑOS DE LA CALLE







A los niños de la calle,
deseosos de alguien que los ame
¡Pobres almas indefensas que por la calle nos ven pasar!

A los niños tristes y enfermos,
sus familias un salario no han de ganar.
Maldito el político que ignora
sus hambrientas bocas pidiendo pan

Jóvenes sin oportunidades,
¿cómo no va a existir la inseguridad?
Solo robando se ganan la vida,
que el gobierno, con la mano en la cintura, dejan pasar

¡Sistema pérfido y mentiroso!
¡No hay un país viviendo en la estabilidad!
Millones de niños sin cultura ni educación
viven de la ignorancia de la humanidad

Esos niños pobres de la calle,
cantan y bailan por una moneda.
Nosotros que vivimos en lujos,
¿no podemos dar un vaso con agua, un pedazo de pan?

Abrámosle la puerta al niño pobre,
a la maldad dejémosla afuera,
diciendo NO a la guerra
por esos niños que creen que la calle es su hogar
A los niños pobres de la calle,
deseosos de alguien que los ame
¡Pobres almas indefensas que a diario nos ven pasar!

Al ciego mis ojos,
al mudo mi voz,
al cojo le brindo el apoyo
para pelear por un país mejor

Y al resto del mundo mentiroso,
¿a quién tratan de engañar?
Cuando en la misma situación se encuentren,
ni consuelo en el Dios Divino obtendrán

Desde hoy, con su pobre prójimo comiencen
por llenar de amor, paz y pan.
Así, eternamente,
los niños de la calle se lo agradecerán


Vanessa Domínguez López
Veracruz, México 


sábado, 1 de noviembre de 2014

FLORES.






Era una cálida mañana de Octubre. Me encontraba recostado sobre un hermoso y verde pasto  húmedo por la lluvia nocturna, mirando a los muelles del puerto de Veracruz.
El Sol rosaba suavemente mi piel, y la brisa, casi ruidosa, relajaba mis tímpanos. Podía escuchar los pasos de la gente madrugadora que caminaba cerca de mí. Mis ojos, ellos no podía dejar de mirar las hermosas flores suaves que estaban a unos cuantos saltos. Sus hermosos pétalos rosados con blanco se movían al ritmo de la brisa marina. Incluso puedo jurar que podía escucharlos danzar.
Nunca había profundizado en el significado espiritual de las flores, de hecho, no había pensado sobre un objeto que vemos muy seguido. Pero esta vez, no podía dejar de ver esa  maravilla de la creación, con sus suaves pétalos similares a la tela más fina.
De repente  unas ganas inmensas por cortarlas y llevarlas conmigo se apoderaron de mí, pero eso sería terminar con su vida, por decirlo de algún modo. ¿La posesión vale más que la admiración? ¿Es tan poderosa que nos hace matar para tener en nuestro poder la cosa deseada?  Esas preguntas me llenaron la mente. Bien podía admirar las hermosas flores hasta tener que irme y regresar de nuevo a observarlas, o también cortarlas, tenerlas y ver su hermosura hasta que empiecen a morir. Podía tomarles una foto y llevar su imagen conmigo, pero no sería lo mismo, ni la obra de arte más hermosa podría igualar a estás flores.
 El dilema y mi ansiedad crecen con cada nueva pregunta que formulaba en mi consiente. Otra opción sería comprarlas en una florería, total, yo no sería quien las cortaría. Esa posibilidad fue descartada al momento de pensarla. Ninguna flor podría igualar a estás.
El sudor comenzaba a correr por mi frente. Fácil
Podría cortar una, no se darían cuenta, mi respiración se agitó cada vez más. Solo yo sabría de ese asesinato y la culpa me comería vivo. Atentar contra tal belleza natural.
 Me levanté del pasto, con mi ropa húmeda y por el sudor, que tal dilema me provocaba.
¡Listo! ¡Decidido! Me iría de ahí, lejos de las flores y jamás volvería. Sin pensarlo me retiré, sin mirar atrás, mis pasos eran pensados y mi mirada baja. Un solo vistazo antes de desaparecer. Con toda decisión me voltee. Las flores estaban ahí, hermosas y cálidas pero algo no cuadraba. Rápido me di cuenta de alguien no estaba antes ahí. ¡Un niño! Cortando una flor para su mamá.




Daniel Hurtado
Veracruz, México