lunes, 27 de mayo de 2019

EL AROMA DE MI SER- FERNANDO BERTEA


Imagen relacionada



 Fernando Bertea.
Villa Ascasubi, Córdoba, Argentina


“¿Verdad que no hay diferencia sustancial
entre hablarle a la pared
y sonreírle a la superficie pulida y desalmada
de un espejo?”

Me mire a los ojos
En el espejo bidimensional de mi
Y advertí transparentarse -tras las pupilas que me miraban-
algo más que dos simples ojos.
Y me sentí maravillado y perplejo
 de verme replicado en un tiempo y un espacio del cual
reafirmaba el invaluable privilegio de Ser y Estar presente.

Me abrace, y no bastaron mis brazos para contener tanto.
Sonreí, con una plenitud y una entereza que yo mismo me tenía negado.
Con un brillo que resplandecía y opacaba a cualquier sol.
Di luz por un instante a la tapera intangible de mis días
Alumbre al fin la habitación abandonada y pendiente de mí.

¡Y hoy estoy acá! como siempre, aunque en este hoy,
Rebosante, con la sangre que hierve de alegría, de orgullo, de vida,
 con la mirada fija en la simulada oscuridad de mis noches.
Atónito estoy, Esperando el ansiado destello de mi encuentro.
¿Dónde estoy cuando no estoy conmigo? ¿Quién asegura que soy yo quien espera?
 Y quien garantiza no ser yo quien se emprende en vuelo por las noches
 a experimentar otros cielos, a regar de estrellas el alma, y a escuchar voces eternas hasta perderme en sueños;
 Y de pronto -así como así- oír el llamado ajeno, reluciente, renovado y fresco.
Y como un sabueso a destellos
acceder al fin, y reconocer
el fino indomable aroma
de mi propio ser.



1 comentario:

  1. Excelente,un Narciso, que no se obnibula ante su imagen, sino que re-flexiona, en el re-flejo del agua, especula, siente,se ve, atribulado, pero dispuesto a oír, el "llamado ajeno".

    ResponderEliminar