viernes, 26 de diciembre de 2014

UN MALDITO RELOJ





Laura empezaba a gastar el tallo de una flor con su paciencia haciendo un hoyo sobre el suelo donde descansaba, esperándolo a él. Ella no tenía idea de cuán largo había estado ahí, atrapada en en la habitación porque él había olvidado algo, cuando se suponía harían el amor. Una cosa que parecería buena idea tener a mano en ese momento, lo hizo salir a buscarla.

Así que Laura tomó un libro, que hojeó impaciente, buscando calmarse. Ponía su tacón sobre una esquina del suelo de madera que rechinaba con sus toques como una puerta sin lubricación.

Todo tenía sentido, pero no tenía razón.

Al sonido de su voz, se encogió de hombros, liberando todo el odio del tiempo perdido, y se puso de pie. Las manos de él rodearon su cintura. La tomó como él sabía a ella le gustaba y ella dijo "Estuve tan preocupada por ti. No tenía idea de que hacer".

Las palabras retumbaron la cabeza de él. Tenía sentido, pero no tenía razón. "Preocupada por ti", "Preocupada por ti", "Preocupada por ti".... Hablaba de ella, pero por él. Tenía sentido, Laura lo amaba. "No tenía idea de qué hacer", "No tenía"... Entonces él pensó, que Laura se preocupó por él, y que cuando ya había calmado sus preocupaciones, pensando que él estaría bien, y que regresaría, como era tan seguro iba a pasar, entonces ella pensó en ella, en qué hacer, en cómo sobrevivir. Tenía sentido, porque a pesar de que Laura lo amaba, Laura también sentía, desesperaba.

Pero no fue así, nada sucedió de esa manera.

Al sonido de su voz, se encogió de hombros, liberando todo el odio del tiempo perdido, y se puso de pie. Las manos de él eran gemelas y sus besos se subieron por las manos de ella hasta por debajo de la lengua y sus manos tocaron su cintura, y la balanceaba, ella perdía la razón, por diferentes sensaciones cuando le dijo "Por qué me hiciste esperar tanto?, no tenía idea de qué hacer".

Las palabras redujeron las caricias, las manos de él se pusieron frías. "Por qué? Por qué? Por qué?" No tenía sentido, pero tenía razón. Tenía razón porque esperó y desesperó y odió esperar. Tenía razón porque el tiempo no regresa, y porque no sabía qué hacer. Porque dudó, temió, no quiso verlo reaparecer. Tenía razón, ella no lo amaba. Pero no tenía sentido.

Así que él tomó el regalo y se lo dio.


Jairon Francisco
República Dominicana

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