miércoles, 23 de octubre de 2019

TEMPESTAD - MARIA LUZ OLIVARES ALDANA


 




María Luz Olivares Aldana

Autora de poemarios como “Silencio entre Espacios”, “Arenas del Tiempo”, Luz de Luna y Misteriosa.
Realiza un Abanico de poemas que lleva en paseo literario, sentimientos esparcidos como destellos, para deleitarnos en cada verso y estrofa.
Vive los segundos del tiempo, los aromas etéreos, las sinfonías de aves y el encaje de las olas y entre recuerdos del tiempo, fotografías y los sonidos de su piano María Luz Olivares Aldana, se transforma sutilmente en poeta sensible, soñadora y misteriosa, su amigo el “Duende Azul” le acompaña, para ser su cómplice y desnuda su alma provocando una Catarsis entre notas poéticas.



TEMPESTAD

En día de tempestad,
con muchos truenos
y relámpagos
espectáculo grandioso
con ecos que retumban.

Emoción y miedo
paralizan mi existencia
las ventanas vibran
y sus cristales lloran
en incontrolable llanto.

Porque las nubes negras
hacen juegos entre ellas
y se estrechan
en abrazos de espanto
y hacen malabares
para que caiga el rayo.

Los árboles quedan atónitos
ante la lluvia y el viento
y a veces son arrancados
cuando por ellos son azotados.

Y en la costa
el mar brama enojado,
las barcazas y los barcos
en el muelle y en la playa
se encuentran encadenados.

Y en los desiertos…
surgen tormentas de arena
y en las dunas arrumacan
camellos y dromedarios.

Tormentas y más tormentas
y si la tierra tiembla
el Everest y el Iztaccíhuatl
en alud sepulta
a jóvenes temerarios.

Pero hay otras tormentas
verdaderas tempestades
que sin tener lluvia,
rayos, nieve, arena
la vida de muchos seres
van desmoronando.

La pobreza que aniquila
los sueños del que trabaja
con salarios de miseria
ni para comprar
un poco de pan alcanza
y las enfermedades llegan
allanando la casa.

Hay enfermos, ancianos
y niños huérfanos
abandonados a la nada;
esa tempestad
sí aniquila el alma.

Ni el aire huracanado
ni el mar embravecido
ni las tormentas de arena
ni la nieve en avalancha
nada es comparado
con la indiferencia
de la humanidad endurecida
del hombre malo.

Que no ve al semejante
como un hermano,
esa tempestad
sí aniquila el alma.

Y dice el poeta:
Habla, escribe y serás escuchado.
Y si juntos cantamos seremos hermanos.

De la Antología " Hojas de Otoño "

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