martes, 14 de julio de 2020

TEMPESTAD - RAMÓN DE JESÚS HERNANDEZ OLIVARES





TEMPESTAD

Miré al horizonte nubes violetas
y diamantina en los cielos de septiembre,
inhalé aroma de tejas mojadas,
calles enlodadas.

Ráfagas de luces con tonos de llama eterna,
mientras las piedras en el arroyo cantan,
tempestad de bendiciones sobre mi rostro
y en mis pies barro negro.

A lo lejos croan las ranas,
los cocuyos duermen a media noche,
la tempestad bendice las flores del balcón
y sigo observando las furias del trueno.

Se inundan mis ojos de cristalinas perlas
que ruedan sobre mi rostro
en días de inocencia,
en espera de oír tú canto todas las noches.

La voz interna en mi cuerpo
anuncia himnos melancólicos,
de esos que se pierden al ruido de la lluvia,
me inunda la tempestad de la ausencia.

Todo pasa rápidamente en los recuerdos,
quiero soñar en mi lugar favorito,
sólo, platico con las tempestades
acompañándome de viento silbante.

Me acompañan las musas del sueño
y cantan, hasta quedar dormido,
ahí en mi lugar favorito
con aroma a tierra mojada.


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