miércoles, 17 de febrero de 2016

RENACER





Quise escribirle a la luna pensando que ella me escucharía, mi alma se elevó en un grito de agonía esperando encontrar las respuestas, y mi cuerpo adolorido se cobijó bajo el manto de sus rayos color plata.
Quería volar a la eternidad y poder ser una estrella fugaz, a mi paso cumplir deseos y quedar por siempre en la mente de alguien que me recordará, que no me olvidará, que pudiera extrañarme y saber que yo era importante para él.
Mi mente callo y las palabras enmudecieron, mis ojos se cerraron sin poder ver aquel hermoso firmamento, las estrellas titilaban pero yo no era una de ellas, había caído ya al mar y sus aguas enfriado mi corazón con su sal.
Me di cuenta que no había recuerdos ni añoranza, quizá ningún alma que me necesitará como yo a ella para compartir, solo en el momento de agonía y de dolor para pedir paz, pero no para ser un complemento de forma dual.
Cerré los ojos al dolor, a la tristeza, a la añoranza, a los deseos, a toda esperanza y me dormí deseando no despertar más, sin embargo la historia no podía terminar así, cada final contiene un inicio, haciendo que la rueda del destino vuelva a girar en un eterno renacer.

Cierro mi alma encapsulada, llena de miedos, dudas y heridas, me abrazo bajo el agua que me carga con amor y fe, de nuevo estoy andando en el líquido amniótico protegido y amado, mi alma se depura en el útero de mi futura madre mientras las memorias se guardan en lo profundo de las cicatrices, para dar oportunidad de nuevo a mi ser de crecer, amar, ser amado y aprender.


Zaradyel
España


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